Javier Bátiz se despide del escenario de la vida: muere el padre del rock mexicano
E l legendario guitarrista falleció tras varios meses enfrentando complicaciones de salud.
El rock en México está de luto con la partida de Javier Bátiz, el hombre que no solo tocaba la guitarra, sino que le dio una identidad al género en nuestro país. Su esposa, Claudia Madrid, confirmó la noticia a través de un mensaje en redes sociales lleno de amor y nostalgia:
¡Queridos amigos y familia! Para informarles que nuestro adorado y querido, mi esposo Javier Bátiz, trascendió el día de hoy. Su legado y su música quedan para la eternidad. Te amo, amor mío, vuela alto mi ángel".
Una trayectoria que marcó historia
Nacido el 3 de junio de 1944 en Tijuana, Baja California, Javier Bátiz comenzó su camino musical en 1957 con la banda Los TJ's. Desde entonces, fusionó el blues y el rock con influencias de leyendas como Muddy Waters y Chuck Berry, creando un estilo único que conquistó fronteras.
Pero su legado no se detuvo en la música. Fue mentor de Carlos Santana, quien reconoció en múltiples ocasiones que Bátiz fue su maestro en el arte de la guitarra. Entre sus discos más emblemáticos destacan Ella fue (1976) y Esta vez (1984), los cuales marcaron un antes y un después en la evolución del rock mexicano.
Además, su relación con Jim Morrison, líder de The Doors, dejó una marca importante. Ambos compartieron un vínculo cercano, en el que Bátiz fue uno de los afortunados a quienes Morrison, en su corta vida, les mostró un afecto genuino. Esta amistad se consolidó tras un primer encuentro en Los Ángeles, donde el icónico cantante lo reconoció como uno de los suyos, y continuó con diversas reuniones en México, dejando anécdotas que, hasta hoy, permanecen en el recuerdo del rock mundial.
Problemas de salud que lo alejaron de los escenarios
La salud del músico comenzó a deteriorarse en marzo de este año. Según relató su esposa, una serie de complicaciones, incluyendo neumonía, afecciones cardíacas y problemas de azúcar, marcaron sus últimos meses. Pese a su ausencia de los escenarios, Javier Bátiz se mantuvo presente en la memoria de sus seguidores, quienes ahora lo despiden con cariño y admiración.
Más allá de ser un músico, Bátiz fue un símbolo de la contracultura, un puente entre la música de Estados Unidos y México, y un espíritu libre que inspiró a generaciones. Su mural en Tijuana es un emblema de su legado y de la importancia de su figura en la historia del rock mexicano. A lo largo de su carrera, fue uno de los primeros en demostrar que el rock podía ser un vehículo para contar historias locales y reflejar la realidad social de México.
Descanse en paz el maestro de las cuerdas y los sueños eternos, Javier Bátiz.