Cuando el matrimonio deja de ser un juego
U na reseña de la obra de teatro Casa de muñecas del dramaturgo y poeta noruego Henrik Ibsen, uno de los fundadores del modernismo teatral y padre del realismo.
Nora es una mujer de 34 años, perteneciente a la clase media, madre de tres hijos y casada con un abogado hipócrita y controlador. Nunca conoció el calor del seno materno, pues desde su infancia estuvo bajo los cuidados de su padre, quien la mimó y crió, o más bien, la adiestró para convertirse en lo que todo el mundo espera de una mujer y una ama de casa “honrada”.
A través de este personaje femenino, Henrik Ibsen explora el modelo de comportamiento impuesto a las mujeres y, de paso, señala otros patrones sociales que encasillan al ser humano.
Esta tragedia, publicada en el a;o de 1879 se ha convertido en un canon del teatro moderno, lo cual no sorprende. La obra, muy adelantada a su tiempo, plantea un cuestionamiento profundo sobre el rol de la madre abnegada que se somete obedientemente al marido; a través de tres actos imperdibles se narra la transformación de Nora, quien desafía los roles tradicionales y, en algunos casos, arcaicos que aún persisten en nuestra sociedad.
Cuando vivía papá, él me manifestaba todas sus ideas, y yo las seguía. Si tenía otras diferentes, me guardaba muy bien de decirlo, porque no le habría gustado. Me llamaba su muñequita, y jugaba conmigo, ni más ni menos que yo con mis muñecas”.
En el primer acto se presenta una dinámica que encierra a la protagonista en un marco infantil. Los personajes que la rodean la clasifican constantemente y, mediante juicios, refuerzan la idea de que Nora no puede ser un ser humano autónomo.
Sin embargo, en los siguientes dos actos Nora se rebela contra este status quo, llevando su transformación hasta las últimas consecuencias; busca demostrar que merece ser tratada con seriedad y que es capaz de elegir su propio camino, incluso si eso implica equivocarse.
Una historia que comienza como un cuento de hadas, pero que al final rompe con la ilusión del “felices para siempre” al demostrar que el matrimonio es mucho más que “jugar a la casita”.
Es una obra altamente recomendable para estas fechas, en las que se proclama la paz, la prosperidad y el amor. Tal vez sea momento de cuestionarnos, al igual que Nora, si nuestra felicidad es verdadera o solo aparente.
¡Felices fiestas!