Así fue el último telón de Silvia Pinal: Un adiós lleno de arte y corazones unidos en Bellas Artes
E l homenaje estuvo lleno de emociones y ausencias familiares que marcaron el último adiós a la 'Gran Diva'.
El Palacio de Bellas Artes se convirtió en escenario de una emotiva despedida este sábado 30 de noviembre, cuando se rindió homenaje a Silvia Pinal, la "Gran Diva de México". A sus 93 años, el pilar de una dinastía artística dejó un legado inolvidable que reunió a su familia, amigos y admiradores en un último adiós.
Desde tempranas horas, los alrededores del recinto se llenaron de seguidores que buscaban despedirse de la actriz. Personas de todas las edades llegaron con arreglos florales, fotografías y mensajes, evidenciando el impacto de su obra en distintas generaciones.
Flores, música y recuerdos
9:30 horas. Las puertas del recinto se abrieron para recibir tributos que reflejaron el respeto y la admiración por la actriz. Entre ellos destacó una corona monumental de rosas blancas enviada por Luis Miguel, el "Sol de México", que ocupó un lugar prominente junto al féretro. También se presentaron ofrendas de instituciones culturales, compañeros del medio artístico y admiradores anónimos que, conmovidos, expresaron su gratitud.
La música tuvo un papel central en el homenaje. Los solistas del Ensamble del Instituto Nacional de Bellas Artes y Literatura (Inbal), dirigidos artísticamente por Christian Gohmer, se ubicaron en las escaleras cercanas al lobby del teatro para interpretar fragmentos del Réquiem de Gabriel Fauré, incluyendo el Op. 48. Estas piezas impregnaron el espacio de una sensación de tranquilidad y armonía, creando un ambiente solemne que acompañó a los presentes en su despedida.
Durante los momentos de silencio, se escucharon espontáneos aplausos y gritos de "¡Viva Silvia!", confirmando la conexión especial que la actriz mantenía con su público. En las pantallas colocadas dentro y fuera del recinto, se proyectaron imágenes icónicas de su carrera, acompañadas de fragmentos de sus películas más representativas.
La familia al frente
En el acto principal, Sylvia Pasquel, Alejandra Guzmán, Stephanie Salas, Michelle Salas y Camila Valero formaron una guardia simbólica. Cada una compartió palabras que reflejaron la complejidad y la grandeza de Silvia Pinal: madre, abuela, bisabuela y pionera del cine mexicano. Sylvia Pasquel destacó el carácter entrañable de su madre, mientras que Alejandra Guzmán recordó las lecciones de vida y amor que heredó. Michelle Salas la describió como un faro de luz y un ejemplo de fortaleza para las mujeres.
Stephanie Salas tomó un momento para leer una carta escrita en nombre de toda la familia, en la que agradecieron al público por acompañarlos no solo en este momento, sino a lo largo de la carrera de Silvia.
Gracias por hacernos tomar esta carrera y compartir tu sabiduría. Ser autosuficientes amantes del arte", mencionó, visiblemente emocionada.
Sobre los ausentes, lo que no fueron
La emotiva ceremonia también estuvo marcada por la ausencia de algunos miembros cercanos de la familia, como Luis Enrique Guzmán, hijo menor de Silvia Pinal, y su nieta Frida Sofía. Estas faltas llamaron la atención, especialmente por el peso simbólico que tenía este homenaje. Aunque las razones de su inasistencia no fueron aclaradas, no pasaron desapercibidas para los asistentes y seguidores de la actriz.
No obstante, no fue impedimento para que el Palacio de Bellas Artes luciera espectacular, lleno de amor y respeto hacia la diva, con figuras del espectáculo de diversas generaciones presentes para rendirle homenaje a una mujer que marcó la historia cultural del país.
Ante ello, Claudia Curiel de Icaza, secretaria de Cultura Federal, exaltó la trayectoria de Silvia, recordándola como una figura que rompió estereotipos y marcó grandes momentos en el cine, la televisión y el teatro. Su participación en Viridiana, dirigida por Luis Buñuel, fue destacada como un parteaguas que la consolidó como un ícono internacional. También se resaltó su labor como promotora de las artes, destacando su papel en la creación del Festival Internacional Cervantino y su impulso en la escena musical en México.
Reconocimientos a una vida de éxito
Al concluir la emotiva ceremonia, la atmósfera cargada memorias y reverencias se intensificó cuando, finalmente, se interpretaron tres emblemáticas piezas de la compositora mexicana Alma mía, Júrame y Despedida. Las notas musicales resonaron como un eco eterno del talento y la pasión de Silvia Pinal, quien ahora es recordada como una estrella que brilla en el firmamento de la historia mexicana.
Y así, en un cierre lleno de solemnidad y honor, los asistentes se pusieron de pie para un último aplauso que se prolongó por varios minutos, mientras Las Golondrinas sonaban en el aire, marcando el final de un homenaje que perdurará en el recuerdo. La familia, visiblemente conmovida, agradeció desde el escenario antes de retirarse, dejando un vacío que solo la grandeza de Silvia Pinal podría llenar.
En las afueras, cientos de personas continuaron rindiendo conmemoraciones con canciones y anécdotas. Para muchos, no fue solo un adiós, sino una celebración de la vida de una mujer que marcó un antes y un después en la cultura mexicana.