Uruguay legaliza la eutanasia: el país que permite elegir cómo decir adiós
E l Congreso aprobó la Ley de Muerte Digna, reconociendo el derecho de los adultos a poner fin a su sufrimiento en casos extremos. Un avance histórico en América Latina que abre el debate sobre dignidad, autonomía y ética.

Uruguay se convirtió en uno de los pocos países del mundo que reconoce legalmente el derecho a decidir sobre la propia muerte. La eutanasia, o muerte asistida, es un procedimiento médico mediante el cual se pone fin a un sufrimiento insoportable causado por enfermedades terminales o incurables, siempre bajo supervisión médica y legal.
La nueva ley, aprobada el 16 de octubre de 2025, aplica únicamente a adultos mayores de edad, psíquicamente aptos y que padezcan un dolor físico o psicológico intenso. Se establecen pasos claros para garantizar que la decisión sea completamente libre, consciente y protegida, evitando riesgos de abuso o presión externa.
Este avance se suma a otras leyes progresistas del país, como la legalización del aborto y la Ley Integral para Personas Trans, consolidando a Uruguay como un referente en derechos humanos en la región.
La eutanasia en América Latina y el mundo
Pero Uruguay no ha sido el único. En la región, países como Colombia y Ecuador han regulado o despenalizado la eutanasia mediante decisiones judiciales. En Perú se han dado casos excepcionales, mientras que México permite solo la eutanasia pasiva y la voluntad anticipada.
En Europa, naciones como Países Bajos, Bélgica y España aplican la muerte asistida bajo estrictas condiciones, y en Estados Unidos, varios estados como Oregón y Washington legalizaron procedimientos similares. Cada país establece reglas estrictas para proteger tanto al paciente como al personal médico.
El debate ético: a favor y en contra
Los defensores de la eutanasia destacan la autonomía del paciente, el derecho a evitar sufrimiento innecesario y la posibilidad de garantizar una muerte digna. Encuestas muestran que 7 de cada 10 mexicanos apoyan la eutanasia en casos terminales.
Por otro lado, quienes se oponen citan argumentos religiosos, el valor intrínseco de la vida, el riesgo de abusos, la presión sobre pacientes vulnerables y la importancia de cuidados paliativos adecuados. Temen que legalizar la eutanasia pueda dar demasiado poder a los médicos o generar discriminación hacia personas enfermas, ancianas o discapacitadas.
Estos debates muestran que la eutanasia no es solo un tema de leyes, sino de ética, dignidad y derechos humanos, donde cada decisión toca profundamente la vida de las personas y su entorno.
No obstante, con Uruguay marcando un momento histórico en la región, la pregunta se abre para todos: ¿tenemos derecho a decidir sobre nuestra propia muerte? ¿Debería legalizarse en México? La discusión no solo toca lo jurídico, sino también lo más íntimo: la libertad de elegir cómo y cuándo poner fin al sufrimiento.