¡Totoro está de fiesta!: Hayao Miyazaki celebra 84 años de vida y magia animada

H oy recordamos a un hombre que, con un lápiz y toneladas de imaginación, cambió para siempre la forma en que entendemos el cine animado.

‘El viaje de Chihiro’ (2001) ganó el Oso de Oro y el Oscar a la Mejor película de animación.
‘El viaje de Chihiro’ (2001) ganó el Oso de Oro y el Oscar a la Mejor película de animación.
Claudia Islas

¿Cómo se dibuja la inmortalidad? Pregúntenselo a Hayao Miyazaki. Hoy, el maestro japonés, creador de mundos donde los gatos vuelan y los espíritus toman forma de trenes, cumple 84 años. Pero decir que Miyazaki solo cumple años sería como afirmar que Totoro es un simple oso gordo: una total subestimación.

El legado del director de Studio Ghibli no puede encerrarse en las palabras "animación japonesa". Hayao es, literalmente, el arquitecto de los sueños animados. En cada trazo, en cada sombra, se esconden preguntas profundas: ¿Quiénes somos cuando nadie nos observa? ¿Qué estamos dispuestos a perder por lo que amamos?

La alquimia de lo cotidiano

Por ejemplo, Miyazaki tiene una habilidad peculiar para encontrar magia en lo ordinario. ¿Quién más puede transformar una simple entrega de pan en una epopeya, como en Kiki’s Delivery Service? O mostrar que incluso en la guerra, como en El castillo vagabundo, hay espacio para la esperanza, aunque esta llegue flotando sobre una pata mecánica.

Su animación es poesía en movimiento, un abrazo cálido en medio del caos, donde hasta los villanos tienen motivos humanos. Porque, en el mundo Miyazaki, nadie es realmente bueno ni malo. Todos son solo... complejos.

Aun así, en 2013, Miyazaki "se retiró". Pero, ¿quién puede creer que un hombre con un corazón lleno de historias dejará de contarlas? Como el viento del título de una de sus películas, sigue levantándose. Su regreso con ¿Cómo vives? (2023) fue la prueba de que la inspiración nunca se jubila.

Dicho esto, corroboramos que la carrera de Hayao Miyazaki no es solo un viaje de creatividad infinita, sino también un testimonio de su incansable pasión por el arte de contar historias. Desde su debut en los años 70, su obra ha sido una amalgama de imaginación desbordante, visiones filosóficas profundas y un estilo visual inconfundible en donde hasta los enemigos portan la misma fragilidad que nosotros, los héroes tienen sombras y, por encima de todo, todo es posible, aunque solo sea por un momento. Su trabajo es una oda a la complejidad del ser humano. 

Entonces: ¿Es Miyazaki un genio o un mago del cine?

A lo largo de su trayectoria, ha demostrado ser mucho más que un director: también es animador, ilustrador, mangaka, empresario y productor de anime. Junto con Isao Takahata, (quien falleció en 2018) fundó el legendario Studio Ghibli, convirtiéndolo en un referente global en el ámbito de la animación.

Asimismo, su influencia no se limita solo a su trabajo creativo; el cine de Miyazaki no solo ha cautivado a audiencias de todo el mundo, sino que también ha recibido una amplia gama de premios y distinciones. Entre sus logros más destacados, encontramos El viaje de Chihiro, una película que no solo rompió récords de taquilla en Japón, sino que se alzó con el Oscar a la Mejor Película de Animación en 2003, convirtiéndose en la primera película de animación tradicional en ganar este galardón. También logró el Oso de Oro en Berlín y fue elegida Película del Año en los Premios de la Academia Japonesa. 

Además, sus otras obras, como La princesa Mononoke (1997), Mi vecino Totoro (1988), El castillo ambulante (2004) y Ponyo en el acantilado (2008), entre muchas otras, han sido celebradas tanto por críticos como por espectadores.

Y es que en su universo, todo es posible. Las fronteras entre lo humano y lo sobrenatural son borrosas, los personajes son complejos y las historias, aunque fantásticas, están profundamente ancladas en la realidad emocional de los seres humanos. La lucha contra la violencia, el respeto por la naturaleza, la búsqueda de la identidad y la superación personal son solo algunos de los temas recurrentes en su filmografía, temas que siguen siendo tan relevantes ahora como cuando sus películas se estrenaron por primera vez.

Su más reciente trabajo, El chico y la garza (2023) podrìa ser un cierre perfecto para su carrera. La película, que explora temas como la vida y la muerte, mantiene la esencia de su estilo único mientras desafía las convenciones del cine de animación. Un testamento a su creatividad, conectando emocionalmente con el público como solo Miyazaki sabe hacerlo.

Miyazaki y los millennials: ¿por qué no lo soltamos?

Quizá sea porque crecimos con Chihiro atravesando túneles misteriosos o porque deseamos que un día un Totoro gigante nos recoja en una parada de autobús lluviosa. Sus historias nos enseñaron que está bien estar perdidos, porque siempre habrá un castillo flotante, un dragón o un bosque que nos guíe de vuelta.

En consecuencia, hoy no solo celebramos el cumpleaños de Miyazaki; celebramos su capacidad de recordarnos que, en un mundo donde todo avanza demasiado rápido, es esencial detenerse y mirar las hojas caer, escuchar el susurro del viento o simplemente esperar un autobús... aunque este venga lleno de gatos.